La nueva conformación societaria de Maruba potencia la posibilidad de contar con una sólida línea de bandera.
El relanzamiento de la línea de bandera Argentina Maruba SA bien podría considerarse como una bisagra en la historia contemporánea del país. La naviera con casi medio siglo de vida, recibe ahora la participación y el concurso de los principales gremios del sector, situación que implica una perspectiva nueva.
En una primera lectura de la nueva sociedad que se establece, podría decirse que Maruba logra capitalizarse de cara al escenario post crisis que se viene. Sin embargo, esa visión cortoplacista no debe ocultar una razón mayor, que es la de contar por primera vez en años con una herramienta idónea que posibilite concretar el ansiado sueño de tener una competitiva y eficiente marina mercante nacional.
La enorme mayoría de los estados protegen y acompañan el desarrollo de sus marinas mercantes. Esto se constata tanto en países desarrollados, como los Estados Unidos, Alemania o Francia, o en vías de desarrollo como Brasil o Chile, para dar sólo unos pocos ejemplos.
La Argentina, durante varias décadas, se enorgulleció de contar con una flota mercante nacional de primer nivel. Numerosos buques flamearon el pabellón celeste y blanco en los principales puertos del mundo acercando el producto de nuestras exportaciones. Al mismo tiempo, sus astilleros botaban de manera habitual construcciones navales de todo tipo y tamaño, apoyados en una mano de obra cuya calidad aún hoy es reconocida a nivel mundial.
A pesar de todo
Lamentablemente varios años de políticas gubernamentales erráticas y discontinuas desbastaron al sector y lo llevaron a su mínima expresión. El último golpe de gracia, producido durante la desregulación de la década del 90, pareció ser definitivo. No obstante, empresas argentinas, como Maruba o astilleros como Río Santiago, Tandanor o Contessi, lograron mantener la llama encendida a la espera de nuevos tiempos.
Ahora, el ingreso a Maruba de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra), el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y el Centro de Capitanes de Ultramar y de la Marina Mercante, el Centro de Patrones Fluviales de Pesca y de Cabotaje Marítimo y el Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales logra generar una nueva expectativa.
Desde la dirección de la naviera, ya se piensa en expandir la flota de buques, aprovechando las actuales facilidades de un mercado deprimido. De esta forma, ampliaría su participación en el mercado de fletes que genera la agroindustria y en el de los contenedores. Tampoco descartan incorporar un dique seco en posibilidad de reparar buques de hasta 230 metros de eslora o alguna otra fórmula o acuerdo estratégico que potencie a la industria naval.
Los actores de esta nueva iniciativa señalan que “la Argentina, con sus exportaciones, genera un mercado de fletes por un valor de u$s 5.000 millones anuales, del cual no participa. Esto se debe a la inexistencia de barcos nacionales”.
Ante tal panorama, se proponen “reemplazar el actual modelo logístico dependiente, donde los barcos que transportan nuestros insumos y sus tripulantes son extranjeros. Para cambiar la historia, se relanza Maruba en el negocio naviero nacional e internacional. Para tal fin, se conformó una sociedad con un proyecto nacional de capital y trabajo. Confiamos en que este desarrollo mejore la competitividad de los productos argentinos de cara a las exigencias de los mercados internacionales, y que a su vez genere trabajo a nuestros tripulantes. De esta forma, se revitalizarán nuestras escuelas de formación y capacitación de personal en materia fluvial y marítima”.
El subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación, Ricardo Luján, ha sido uno de los artífices del relanzamiento de Maruba SA.
Es de esperar que esta novedosa fórmula de trabajo sirva para reencauzar la marina mercante nacional. Un país como la Argentina, con un extenso y rico litoral marítimo y fluvial, no podía darse el lujo de aguardar mucho más por esto.