La sequía en el sudeste de Brasil y el consecuente impacto en todos los desarrollos que dependen el sistema hídrico compuesto por los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay que confluyen en el Río de la Plata, "nos muestra y nos pone en la necesidad de ser previsibles en lo que respecta al sistema de navegación troncal y de lo que queremos y necesitamos para los próximos diez años, que no es sólo la profundización para optimizar la salida de carga", consideró Juan Carlos Venesia, especialista en el tema con una vasta experiencia, y actual Director Ejecutivo del "Programa de Infraestructura Regional para la Integración" de la UNR.
La crítica situación hídrica pone de relieve también "la parte positiva de lo que se ha desarrollado, porque si podemos mantener el nivel de carga ante semejante contingencia, habla muy bien del sistema que se desarrolló", valoró el socio fundador y director del Instituto de Desarrollo Regional de Rosario, ONG dedicada desde hace 23 años a la temática del desarrollo local e infraestructuras regionales.
Por el déficit hídrico se ha visto seriamente comprometida la navegabilidad de las embarcaciones granarias, el impacto ecológico especialmente en la fauna ictícola es dramático y genera trastornos en el funcionamiento de las tomas de agua para las poblaciones, mientras que las represas hidroeléctricas se ha reducido a un tercio.
"Con semejante bajante, hay una ralentización de todos los procesos logísticos, se complica la navegación porque tenemos menos pies de profundidad, lo cual lentifica el movimiento de ingreso y egreso a los accesos. No se cargan los mismos volúmenes: dependiendo del tipo de buque, transportan entre 1.500 a 6 mil toneladas menos, y se necesitan más buques para la misma cantidad que antes se sacaba con la profundización", explicó Venesia y lamentó la contingencia, "más ahora que se viene la cosecha de maíz".
"Después hay problemas de embancamiento, la navegabilidad desde barcazas se debe ralentizar a menos de la mitad. El tiempo que se tarda en mover una mercadería se va al doble. Esto no es una ruta en la que los buques suben y bajan. En algunos tramos pasa uno, mientras el resto deben esperar, y así es como se va ralentizando. Esto genera un costo importante, se incrementa el valor de la logística", acotó el especialista.
Venesia recordó que "a todo el sistema del Río de la Plata entran por esta vía unos 4.100 buques al año, de los cuales 2.200 son de gran porte como los Panamax o Suphandy, que llegan hasta Timbúes, y que deben estar perdiendo entre 6 mil a 7 mil toneladas de capacidad de carga. Los de menos carga, los Handymax, estarán perdiendo de 1.500 a 2.000. Entonces, lo que antes se sacaba con diez buques, al final necesita un buque más".
De todas maneras, "ya la mayoría de la cosecha está vendida o está desarrollándose y el sistema opera bien en esta excepcionalidad. En el fondo, si se quiere, es virtuoso y el panorama sería muy distito si estuviésemos en otro tipo de situación como de la de los años 80. Todo esto demuestra la necesidad de mantener y ser previsibles", reiteró.
De allí que "es preciso tener en claro que para evitar estas ralentizaciones y este tipo de problemas, hay que ver hasta dónde puede llegar el canal troncal, cuáles son las áreas navegables y eso es básicamente lo que abordará la futura licitación de la hidrovía Paraguay Paraná que se está armando por el fin de la concesión en abril de 2022".
Asimismo, tal concurso incluirá la reformulación del conjunto de las infraestructuras portuarias públicas del NEA, entre otros puntos. "No se trata sólo de la cadena en términos logísticos, sino de las necesidades de captación de aguas superficiales y las situaciones que se pueden generar con un mal uso del recurso hidroeléctrico", graficó Venesia.
Recuperación
Venesia advirtió que la recuperación del sistema hídrico afectado por la sequía llevará varios meses, y ello no sólo depende de que ocurran lluvias sostenidas en el mediano plazo, sino de la apertura de las represas en Brasil y Paraguay.
"Esta problemática es integral, de país a países y se debe dimensionar geográficamente y geopolíticamente. El régimen de manejo hidroeléctrico brasilero es lo que define el flujo fluvial tanto del Paraná como del Uruguay. Entonces hoy, Brasil cierra sus represas y eso es lo que afecta el régimen hídrico".
Entonces "este es un tema que institucionalmente corresponde al Comité de la Cuenca del Río de la Plata y Cancillería Argentina, y la principal problemática es el nivel de reaprovisionamiento de ambos ríos", explicó Venesia.
En ese sentido, y luego de que la Cancillería consiguiera que se liberaran unos 350 metros cúbicos por segundo de agua en la represa hidroeléctrica Baixo Iguaçu, Argentina Brasil acordaron recientemente incrementar a 7.000 metros cúbicos por segundo el caudal para los ríos Paraná e Iguazú a partir de la intervención de la represa de Itaipú, la más grande del mundo, para paliar el déficit hídrico del sistema fluvial.
Sin embargo, "eso no redefine el régimen. Es sólo una provisión que nos va a mantener con este tipo de circunstancia y de problemas. Lo que lo redefine en definitiva es la naturaleza. El régimen de lluvias. Los últimos tres años de sequía en el sudeste brasilero hacían previsible una contingencia hídrica, pero no a la escala que estamos teniendo", observó Venesia.
"Las cuencas no se van a recuperar con tres días de lluvia. El conjunto de la cuenca del alto Paraná necesita un régimen pluvial de por lo menos seis meses de unos 800 milímetros en total, para que se recuperen alturas. Es un proceso largo. Sólo la hidrovía, en forma directa, es una cuenca de 2 mil kilómetros cuadrados, por lo que toda esta bajante afecta a 300 mil kilómetros en forma directa y en forma indirecta hay que multiplicarlo por cinco para incluir todas las áreas productivas", remató.
Fuente: La Capital