Análisis y propuestas para la Hidrovía
Así lo manifestó el  Capitán Sergio Borrelli, quien expuso en el Timón Club acerca del Plan  Maestro para la Hidrovía. En ese sentido brindó un punto de vista  náutico del sistema de navegación.

En  su presentación, el vicepresidente de la Cámara de Actividades de  Practicaje y Pilotaje, Sergio Borrelli, hizo hincapié en las tareas  pendientes en relación con la Hidrovía, entre las que señaló estudios  sobre la limitación del río, estudios sobre la densidad del tráfico,  reglas para instalación de facilidades portuarias, estimular la  generación de puertos compactos, y adaptar los puertos y las áreas  complementarias a la evolución que va a estar teniendo la vía principal.  
 Acerca de ese último punto, agregó “se debería pensar en primer lugar en  utilizar todos los recursos disponibles, para administrar correctamente  la vía.” 
 Entre los recursos complementarios indicó el remolque de maniobra, “que  minimiza los espejos de agua necesarios para girar”, las balizas y  enfilaciones especiales, el sistema de navegación y cartas electrónicas  de actualización online en tiempo real, sistemas que controlan el margen  bajo la quilla, y una administración centralizada del sistema que  administre los recursos optimizando el uso y aprovechando cada espacio  del río, “porque en definitiva el sistema se compone de muelles,  canales, y fondeaderos, y en todos ellos hay que poner buques, y si  cualquiera de esos sistemas falla, recarga a los otros” explicó. 
 En cuanto a las ventajas que posee la aplicación de estos nuevos  sistemas, Borrelli argumentó que el práctico puede situarse rápidamente,  “y concentrarse entonces en la proa y en la maniobra. También se pueden  anticipar posiciones futuras, colocar alarmas de modo tal de planificar  una ruta y que el práctico sin estar mirando tenga un indicador que  señale que se ingresó en una zona peligrosa.”
 En el caso de los buques que están atracando, se entregan datos sobre  velocidad, avance y retroceso, en los desplazamientos laterales, y las  rotaciones en la proa y en la popa, de forma tal que los muelles sufran  menos y los buques también.
 Otro punto, es el de entregas soporte para el arrime a  muelles, a  monoboyas y entre buques, “se puede grabar completamente una navegación y  la maniobra de forma tal de poder analizarla, ver los errores, y  desligar responsabilidades; y también existe la posibilidad -para buques  que tienen sistemas compatibles- de embarcar virtualmente en el puente  del otro, y ver desde la carta náutica lo mismo que está viendo el otro  buque.”
 Asimismo, aclaró que “los sistemas de administración bajo la quilla  básicamente integran la profundidad disponible a través de relevamientos  batimétricos periódicos, la influencia de la marea, características del  buque, velocidad instantánea que es la variable más importante, etc. 
 Por otro lado, Borrelli resaltó que uno de  los últimos sistemas que  están viendo es el de balizamiento virtual. “Este sistema mediante la  emisión de una señal permite generar una boya en la carta electrónica de  forma tal que actúa como si fuera una boya real para el sistema de  navegación, eso permitiría subdividir y administrar mejor fondeaderos  sin que exista peligro de colisión entre boyas, señalizar puntos de  maniobra sin exponer a las boyas donde el tráfico es conflictivo, por  ejemplo en lugares como en Ibicuy -donde tiene conflicto entre barcazas y  buques de ultramar-. Lo mismo pasa en los canales de aproximación donde  se convive con tráfico pasante.” 
 Finalmente, frente a las emergencias -como puede ser la varadura de un  buque que puede obstruir parcialmente el canal, o una caída de  contenedores al agua-, detalló que ese sistema permitiría rápidamente  generar una señal y marcar el camino seguro para que no se interrumpa la  navegación.
 Como conclusión Borrelli sintetizó que “los recursos complementarios  reducen la necesidad de espacio de maniobra, y dentro del canal; también  permiten manejar márgenes de seguridad más reducidos pero más eficaces y  fáciles de verificar, y eso se traduce en una disminución de los  volúmenes de dragado. “Eso es un menor impacto ambiental, menores  costos, y una mayor velocidad de adaptación de las áreas complementarias  y de puertos a las ventajas que viene proponiendo la vía  troncal.”              
 Por último, indicó un contexto donde aumentan los calados, se achican  los espacios de maniobra, y la aplicación equilibrada de todos los  recursos disponibles haría que estos beneficios se vuelquen a los costos  de los fletes.
 
 Visión sobre la evolución del sistema navegable
 
 En lo que respecta al tramo de Santa Fe a la boca del océano, comentó  que se debería debatir si es conveniente o no definitivamente la traza, o  generar una traza alternativa para el canal desde el codillo hacia la  zona de Alijo, “que es una zona que viene aumentando sensiblemente su  actividad, sin duda el número de toneladas que se está manejando debe  ser como mínimo tan importante como el de Buenos Aires, sólo que muchos  de eso volúmenes son computados por las Aduanas del destino final de la  carga, -donde parte puede ir a Dock Sud o a Campana-, y por eso cuesta  establecer el volumen total operado.”
 Por otro lado, explicó que las áreas complementarias y la zona de  maniobras y la administración de fondeaderos son asignaturas pendientes.  “Vamos a tener que hacer una acción conjunta del  aprovechamiento de  todo lo que dispongamos, para minimizar y poder seguir profundizando,  ensanchando un poco a lo mejor, pero básicamente minimizando la  necesidad de fondeos.”
 Asimismo, con respecto a la optimización del tiempo de tránsito, una de  las tareas que claramente se puede hacer -indicó- es modificar el  sistema de uso de régimen del servidor de mareas, “porque eso lo que  está haciendo es acumular dos veces por día una serie de buques con la  demora que significa para los que tienen esperar. Las áreas de cruce,  hoy y siempre, van a  tener una limitante en cantidad de buques que  puedan tolerar, y aún cuando tuviera una cantidad ilimitada, juntar a  los buques para que se crucen entre sí parece un mal plan, lo ideal  sería que el tráfico fluya ininterrumpidamente.” 
 Otro punto al que se refirió, respecto del Canal Mitre es el de  estimular el uso de las rutas alternativas en ciertos tramos para  mantener en todo lo posible los tráficos de poco calado, sean convoyes o  buques en lastre, de los que solamente puedan navegar con seguridad en  la vía troncal. “Obviamente habrá que ir  adaptándose a la evolución y  los tamaños de los convoyes, y de los buques que se utilizan. También  tendremos que aplicar todos los recursos tecnológicos disponibles, y ese  es un salto fundamental, que habrá que dar en un lugar donde se  navegaba salvajemente. Lo estamos viendo inclusive en la formación de  los nuevos oficiales fluviales, que ya tienen prácticamente la misma  formación que un oficial de ultramar, es un cambio cultural que va a  permitir proteger el medio ambiente, exigirle a los países de terceras  bandera que tengan el personal formado, porque estamos poniendo el río  muchas veces para cargas que no empiezan ni terminan en la Argentina, y  en realidad también acá van a hacer falta menos obras si usamos todos  los recursos tecnológicos disponibles.” 
 
 Las necesidades
 
 Como reflexión final, Borrelli expresó que “hay que tratar de apoyar que  aparezcan en las zonas ribereñas, de lo que va de Santa Fe a  Barranqueras, la posibilidad de desarrollar puertos; que surja también  un poco el efecto hidrovía de Santa Fe al norte y permita que crezcan  las terminales; y se vigile cómo están en este momento amarrando las  barcazas, porque deberían aparecer amarraderos específicos y evitar el  amarre a árboles que terminan siendo arrancados, o con barcazas que se  desprenden.”
 Con respecto a la planificación, la propuesta final sería el Plan  Maestro Río Paraná – Océano, “este es un plan que ya se encuentra en su  segunda etapa, se ha extendido desde La Plata hasta el océano por un  lado, y por el otro acompañando la extensión de la concesión desde el  Puerto San Martín hasta Confluencia.” 
 El plan incluye una descripción de la zona abarcada, también la parte  territorial ribereña, contiene como en la primera parte un atlas  pormenorizado, esquemas de atributos que permiten ver kilómetro por  kilómetro con lo que se cuenta, y una serie de propuestas que antes no  tenía.
 Al respecto, Borreli expresó “rescato antes que nada que la función de  este plan, es llevar nuestra comunidad al resto de las comunidades, e  instalar los problemas náuticos en la sociedad.”
 También mencionó que además del Plan Maestro Troncal, “deberíamos  generar reglas para la coordinación de los planes maestros locales que  se van desarrollando, para que éstos no contradigan al plan nacional;  estudios sobre las limitaciones del río, las rutas secundarias, y las  vías alternativas; estudios sobre el comportamiento del tráfico –tanto  del local como el internacional- ; la situación de la terminales  portuarias (sus necesidades, ventajas, y dificultades); la evolución de  los tipos y tamaños de los buques y convoyes; reglas para la instalación  de facilidades portuarias, estadística centralizada a disposición de  los actores de la actividad. 
 Durante su exposición, Borrelli destacó el trabajo intenso que viene  realizando la Prefectura Naval Argentina para que la vía sea más  segura.      
 Por otra parte enfatizó que existe una necesidad marcada de contar con  un Centro de Estudios sobre Accidentes Marítimos y generar manuales de  procedimientos.